pandemia


Aunque hubo muchas pandemias a lo largo de la historia, con la globalización quizás sea esta, la del COVID-19, la que mas rápido se ha expandido y la que ha llegado a prácticamente a todos los rincones del planeta.

Si bien es cierto que a muchas generaciones, un coronavirus de estas características nos coge por sorpresa y salimos como locos a abastecernos a los supermercados, en países del Sudeste Asiático como China, debido a la expansión de enfermedades de carácter similar, muchas debido al lamentable trato de especies animales... no les resulta novedoso ponerse una mascarilla para salir a la calle. 

En las grandes ciudades sobretodo de países asiáticos o latinos, donde vive mucha gente y más aglomerada, existe más facilidad de contagios. Y encima muchas personas viven en pisos demasiado pequeños como para ser capaces de aguantar encerrados en casa durante la pandemia. De ahí que en ciudades como París o Madrid se produjo un éxodo de ciudadanos que "escapaban" a otras regiones menos afectadas por el virus, con lo que éste se acabó expandiendo rápidamente.

Es cierto que en aquellas regiones de clima más cálido, la población está acostumbrada a tener más contacto personal y hacer más vida en la calle. Aquí el cambio de hábitos durante un confinamiento y una posterior "nueva normalidad", cuesta mucho más. De hecho, salir a llamar la atención en los balcones durante el confinamiento sólo se veía en países mediterráneos como España o Italia.

Mientras que, por ejemplo en el Norte de Europa, la gente hace una vida más casera y familiar, debido principalmente a su tipo de clima más frío y con menos horas de sol al año. Con lo que los nuevos hábitos para quedarse en casa no cuestan tanto a la población. 

En muchos países africanos o latinoamericanos, por desgracia están tan habituados a tener tantas enfermedades, que una pandemia de este estilo no les asusta tanto, y las medidas restrictivas son difíciles de llevar a cabo porque mucha población vive al día y muchos propietarios de pequeños negocios no se pueden permitir cerrarlos temporalmente durante varias semanas o meses. 

Además de que en muchos países como Brasil, el Estado apenas concede ayudas y como se suele decir, cúrese usted en salud y búsquese la vida… y si de paso se reduce población pobre o anciana, digamos que al Estado también le interesa para reducir costes sanitarios o de pensiones. Una auténtica tragedia social en el sistema capitalista.


covid19


Lo que sí va a cambiar en estos países es la vida con respecto a la crisis económica que viene después de una pandemia de carácter global. 

En el Sur de Europa, también sabemos en que consiste una crisis de este tipo y podemos asumir algo mejor que venga otra nuevamente. Pero los hábitos de vida en este sentido sí que deben de cambiar, o mejor dicho, cambiar ya de una vez por todas. 

Me refiero a que quizás no sea necesario consumir tanto, que no haga falta viajar varias veces al año siempre a lugares lejanos, ir en cruceros de lujo o alojarse en hoteles de cuatro estrellas. Quizás tampoco haga falta tener dos coches de gama alta, ni un chalet en la playa y al mismo tiempo un dúplex en la gran ciudad. 

Podemos intentar consumir productos en menos cantidad y de más calidad, comprando en el comercio local. Sobretodo productos de alimentación ecológicos, que a veces pueden resultar más costosos pero que son mejores para nuestra salud. 

¿Realmente necesitamos comprar ropa en gran cantidad en grandes superficies comerciales? ¿o es mejor comprar menos y de mejor calidad en tu tienda local más cercana, sabiendo que es un sector que sufre de una gran precariedad laboral

Con esto ayudaremos a los comerciantes de nuestra localidad o región y contribuiremos con el medio ambiente, al reducir tanto consumo. Aunque si no tenemos acceso a determinados productos en nuestro entorno local, tenemos la gran ventaja de comprarlos a cualquier empresa de cualquier pais del mundo en internet, o en plataformas como Amazon, donde hoy en día encontramos casi de todo y en pocos días tienes el producto en tu domicilio, lo que ofrece una gran comodidad.

En este sentido, las pequeñas empresas deben apostar también por las nuevas tecnologías, el comercio electrónico (e-commerce), el teletrabajo y por el horario laboral continuo (frente a las jornadas partidas) para facilitar la productividad y la conciliación familiar. Evidentemente, no todo va a ser teletrabajo, hay sectores donde de momento no es posible y los que sí pueden tenerlo necesitan también tener reuniones presenciales, trabajos de campo en equipo, etc. Pero se pueden reducir enormemente las largas jornadas de trabajo en la oficina.

Finalmente, debemos cambiar el modelo de ciudad, por unas ciudades más sostenibles y más humanizadas. La peatonalización de los cascos históricos, la ampliación de parques y huertos urbanos, carril-bici o nuevas ciudades-jardín son fundamentales para mejorar su calidad de vida. 

Y también incentivar que las familias puedan vivir fuera de las áreas urbanas, lejos de la contaminación atmosférica y acústica, evitando vivir en pisos pequeños o pagando un alquiler excesivo. En los últimos años se está dando un retorno al medio rural y cada vez más personas se interesan por la permacultura y la bioconstrucción.

Además de facilitar el teletrabajo con una buena conexión a internet, es necesario modernizar las comunicaciones que permitan desplazarse con facilidad a las áreas rurales tanto en transporte público como en privado. Un trasporte privado que debería orientarse también hacia el vehículo eléctrico... aunque de momento, esto parece más complicado.